La verdad es que las declaraciones de Rivera, el líder de Ciudadanos, respecto a su política de pactos no me han parecido congruentes. Decir que se puede pactar con PP, con PSOE y hasta con Podemos, equivale a sostener que casi todo —o todo— vale en ese mundo de la política de partidos. Supongo yo que se esconderá semejante frase detrás de la idea de “gobernabilidad”, es decir, de asegurar que con los pactos se trata de contribuir a eso que llaman la estabilidad institucional de las Comunidades Autónomas, porque no es bueno ni aconsejable —dicen— que no estén gobernadas.
Ya, pero eso es en el fondo un eufemismo y huele a excusa. Si tienen una concepción del mundo y de la vida muy diferente a la de otro partido, como supongo sucederá con Podemos, pactar para que alcancen una posición de gobierno, sea cual fuera, no es contribuir a la gobernabilidad sino sustancialmente renunciar a tus convicciones, o, en el fondo, seguir el postulado de Groucho cuando decía que tenía sus principios y que si no le gustaban a su interlocutor sacaría otros diferentes de su bolsillo.
Supongo yo que no habrá querido decir Rivera algo tan extremo como eso, pero me suena regular tirando a mal esa especie de totum revolutum en el que se sitúa con su política de pactos. Y no solo por esa relatividad de convicciones que expresa, sino porque de nuevo nos encontramos con mas de lo mismo. Un partido que de verdad quiera cambiar las cosas no debe considerar a eso que llaman gobernabilidad un bien primario, es decir, la prioridad superior. Porque los fallos del sistema son los que propician estas situaciones. Es mucho mejor contribuir a un cambio eficaz, serio, evidente y en dirección muy distinta, que con la afirmación de la gobernabilidad permitir, directa o indirectamente que siga instalado el modelo partitocrático en el poder.
Y creo que eso es lo que va a suceder. En la mayoría de los territorios de las CCAA el PP y el PSOE serán los mas votados, según dicen las encuestas —aunque visto lo visto….— de forma que tendrán tendencia a formar gobierno. Y si es verdad que resultan los mas votados, lo conseguirán. En política cuentan los resultados en términos de poder y si siguen mandando los mismos, aunque sea con mecanismo de pactos, las cosas no habrán variado sustancialmente. Y contribuir a que eso suceda no es, precisamente, defender un nuevo modelo de comportamiento de la clase política respecto de la sociedad. Porque, además, cuando los partidos, por emergentes que sean, no consiguen poder acaban desapareciendo y la experiencia a este respecto es sumamente ilustrativa.
¿Entonces no hay que pactar? Pues mejor dedicar los pactos a conseguir una reforma profunda del sistema. Pero eso de pactar con quien sea y como sea… Y menos si se ponen excusas que con todos mis respetos me suenan absurdas como firmar un pacto contra la corrupción o decir que la clave de la gobernabilidad es que Chaves deje su dedicación política. Me da la sensación de que son estrategias equivocadas, pero es muy posible que el equivocado sea yo.
Esta mañana, Joaquin Estafanía, publicaba en el diario El País —del que fue un corto tiempo su director— un artículo en el que hablaba de la década perdida de la econmia española, porque no vovleríamos a alcanzar los niveles de PIB de 2007 hasta, según aseguran organismos internacionales, el 2017. Y eso parece cierto pero los meros apuntes cuantitativos no reflejan la gravedad de la situacion.
El asunto es en qué sociedad habremos entrado en 2017. Ya sabemos que la distribucion de la riqueza se ha incrementado en términos de desigualdad, que la relación laboral se ha debilitado, que el paro seguirá por encima del 20…En fin, eso que sabemos y que comentamos tan a menudo. Pues tendremos el mismo PIB pero diferente estructura socioeconómica. Muchos españoles dicen haber descendido de clase social como consecuencia de esta crisis…
Pero lo mas grave es que enfrascados en el bipartidismo no insistimos lo suficiente en el fracaso del modelo partitocratico. No se rata de que haya mas partidos, se llamaen emergentes o como se quiera, sino que la sociedad recupere el derecho a gestionarse a sí misma con presencia directa en órganos del Estado. Esto no lo quieren los partidos, como escribí en otro post en este mismo blog. Y la duda es si lo quiere la sociedad. Por eso es en este terreno del fortalecimiento de la ociedad civil en donde se encuentra, a mi juicio, el mayor énfasis de una década perdida.
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No está tan mal ese posibilismo canovista. Además, Ciudadanos no es un partido al uso y mala costumbre españoles. Tiene más de un movimiento, de una plataforma civil, que de una formación tradicional. Al mismo tiempo, eso de la “sociedad civil” está muy bien, pero la vida política es otra cosa y se hace de otras palabras y obras. Me agrada C’s, dado que es la única opción desideologizada de cierto empoderamiento ciudadano dentro de unas coordenadas sensatas y contemporáneas de la España del siglo XXI. Albert Rivera parece un tipo sensato, moderado, no maximalista y a dogmático. Prefiero ese relativismo al fanatismo de tirios, troyanos y podemitas. Ah! Se me olvidaba: La sociedad civil también se puede convertir en un dogma de fe.
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A mi entender, los partidos políticos emergentes, quieren tener lo que todos los partidos en general quieren, esto es, el poder para gestionar más poder. En ningún caso se atisba que ninguno-ni los nuevos, ni los que están-quieran ganar las elecciones para, por ejemplo, reformar y devolver a la sociedad civil su derecho a participar y decidir su día a día. En los programas de todos los partidos, no he visto ninguna propuesta que pretenda modificar la ley del referéndum. Por lo menos, no he visto propuesta que no signifique un esfuerzo titánico para que prospere la ILP. Entiendo con ello que ninguno, una vez dentro, tenga un gran deseo de que los ciudadanos se expresen y propongan alguna idea que -a ellos-no les venga bien para sus intereses.
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Presencia directa de la sociedad en los órganos del Estado, claro, ese es el verdadero y único cambio.
El 15M fue una reivindicación de la presencia ciudadana en la política, que fue vehiculizada por Podemos a través de los círculos ciudadanos, ¿Y ahora? Las elecciones de Andalucía y la proximidad de las elecciones municipales están poniendo en evidencia que el Sistema acaba fagocitando cualquier intento de cambio. Y los partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos (mucho más emergente el primero que el segundo) se dejan fagocitar utilizando las mismas artimañas del sistema para conseguir más cuotas de representación. Esto funciona para un sector de la sociedad que está todavía anclada en los viejos patrones de pensamiento, pero no para un sector emergente que aboga por un profundo cambio estructural que empodere a los verdaderos protagonistas de la democracia: el ciudadano, la sociedad civil, o como cada uno quiera llamarlo, es decir, los protagonistas somos todos nosotros, los políticos son elegidos para trabajar para nosotros. Por algún extraño motivo que no alcanzo a comprender muchos prefieren continuar siendo súbditos, no sé si por miedo, inseguridad, comodidad, o porque nos falta imaginación para creer que las cosas podrían ser de otra manera.
Hoy he escrito un extenso mail a Podemos. Si no practican una coherencia extrema con los ideales que les encumbraron habrán fracasado estrepitosamente. Quizás consigan más representación pero no fue ese el motivo por el cual se les votó en las europeas. El único ejemplo de coherencia extrema sería plantear de entrada una reforma constitucional que permita que la sociedad civil (o en otras palabras todos nosotros) tenga presencia en el Estado. Yo no quiero 4 años más al margen de todas las decisiones importantes para nosotros, no quiero 4 años más sin poder controlar la corrupción de los políticos con el dinero público, porque ese dinero es nuestro y a todos nos cuesta esfuerzo ganarlo. No quiero 4 años más comprobando como se incumplen promesas electorales.
Bueno, he escrito a Podemos no vaya a ser que les haya pasado totalmente desapercibida la prioridad de plantear de forma inminente una reforma constitucional para demostrar su coherencia. Todo lo demás son palabras y en un futuro se convertirán en promesas incumplidas. Y nosotros condenados a vivir el eterno día de la marmota.
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En principio es positivo el estar abierto a cualquier convergencia con cualquier partido distinto al tuyo. Incluso diría más, sería altamente deseable que así fuera. Pero claro siempre que esta opción se deba a las ganas de sacar a un país adelante y no a las ansias de llegar o mantenerse en el poder, con lo cual, nada nuevo en el horizonte por parte del señor Rivera que es un excelente político al uso y de los que, personalmente creo, debemos desconfiar.
Si tuviera que adjetivarlo, lo haría con el alias de el Charlatán y sin ningún ánimo de que sea en tono despectivo (más bien al contrario) y con todo el respeto a esa palabra y a esa, casi extinguida, profesión.
No es fácil poseer esas dotes de “oratoria” y saber aprovecharlas. Él lo sabe y lo lleva a cabo con sustancial seguridad.
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Basta ver el aspecto físico de los candidatos de C’s y escucharles hablar para saber lo que prima en el partido: La imagen, la forma y no el contenido, ni el fondo.
Los candidatos de Ciudadanos son todos muy atractivos, con muy buena presencia. Pero hasta ahí llega lo bueno que se puede decir de ellos.
Ciudadanos y Podemos son dos caras del mismo populismo, donde no hay principio alguno salvo conseguir poder.
Basta ver al líder de C’s hablando de la legalización de las drogas y la prostitución para ver lo débil y superficial de su ¿ideología?… de… ¿derechas? No, no es eso, no es derechas. Igual que Podemos no es “izquierdas”. Es populismo y cambiar de opinión a golpe de encuesta.
Algo en lo que también se están convirtiendo PP-PSOE desde hace tiempo.
Esta es la buena noticia.
La mala es que el poder no está en manos de los políticos. Así que da igual que todos los partidos sean unos impresentables.
Y si no, que se lo pregunten a Varufakis.
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Estaba viendo la redifusión del gato al agua, y ahora que acaban de poner la entrevista a un etarra por el bufón entrevistador de La Sexta, aprovecho para bajar el volumen y dejar una reflexión adicional en esta página, ya que me resultaría del todo nauseabundo soportar el citado documento audiovisual.
La reflexión (errónea o no), es la siguiente.
La evolución de los partidos políticos en España, se me asemeja a la evolución de los canales de televisión en España durante la última década. Tanto en número (de partidos y canales) como en contenido (de programa político, y de programación televisiva).
Hace años… Había menos partidos y menos canales de TV.
Hace años… El programa de los principales partidos no eran tan maleable y como una veleta según la última encuesta de turno.
Hace años… La programación televisiva no era tan absolutamente dependiente de las apetencias de la audiencia.
El libre mercado es algo deseable en la mayoría de sectores, pero no en todos. ¿Lo es en televisión? ¿Deben los contenidos de TV obedecer únicamente a las pasiones de la audiencia? ¿Si la audiencia se dispara con noticias escabrosas y morbosas, con detalles de homicidios… debe la TV satisfacer eso?.
Con la televisión basura, ocurre algo parecido a con la comida basura. Es un fenómeno retroalimentado. Los sabores fuertes, las grasas saturadas, etc… venden más fácilmente, sabemos que a largo plazo causan graves problemas de salud, pero a corto plazo está buena y es barata, vende más y esto a su vez provoca que se ofrezca una oferta de comida aún más basura que la anterior.
Siguiendo con el símil, ahora entramos de lleno en la era de la política basura en España, dando lo que pide la audiencia en cada momento.
Y actuando en un cortoplacismo desastroso, no ya de 4 años como el que conocíamos hasta ahora (que ya era lo suficientemente destructivo). Si no en un cortoplacismo semanal según los resultados de la última encuesta.
¿Hacia donde vamos?
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“Al mismo tiempo, eso de la “sociedad civil” está muy bien, pero la vida política es otra cosa y se hace de otras palabras y obras.” Esta frase que figura en el comentario de Claudio me parece clave porque refleja esa ruptura entre la sociedad y la clase política que vengo denunciando desde hace años- Asi que la vida política es “otra cosa” diferente de la sociedad civil y tiene sus “palabras y sus obras”…..ESe es el modo de pensar típico de la clase política que hemos tenido —y seguimos teniendo— desde 1978: la separación del poder político y la sociedad, la idea de la clase que gobierna —sus palabras y sus obras— y la gente gobernada….En fin, no solo los partidos no tienen intención de devolver a la sociedad civil el derecho a gestionar su destino, sino que —y esto es clave— parece, al menos por lo que dice Claudio, que una parte de esa sociedad civil no quiere salir de la situación en la que se encuentra.
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El editorial de El País de hoy se dedica a la política de pactos y critica el modo y manera en que se están conduciendo las cosas en Andalucía. Utiliza esta frase:”Pactar es otra cosa; es compartir y plantearse la política como algo grande, generoso y a largo plazo” La pregunta es: ¿de verdad tenemos en España una clase política que concibe la política como algo grande, generoso y a largo plazo? Me temo que la respuesta es un rotundo no. Así que todo dicho
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Creo que vamos a vivir en Andalucía un ‘Lab’ de lo que nos espera en las próximos años a modo de tendencia. Ese poder tan nuestro de amigos, reparto y corrupción está tan enraizado en el sistema que va a ser toda una tentación para los nuevos partidos si tienen ocasión de lograr su cuota. Veremos cuando llegue el momento decisivo si Rivera o Iglesias toman una postura de cambio efectivo, o una de perpetuación del sistema.
En mi humilde opinión me gustaría ver a políticos que voluntariamente cedan parte de ese poder – necesario sin lugar a dudas – para entregarlo a la sociedad a modo de mecanismo de control del que carecemos. En estos días de campaña asisto desde lejos a los mensajes, y me resulta incomprensible ver como montan las campañas en torno a los mismos conceptos facilones de siempre, no he escuchado a ningún candidato proponiendo esas 3 o 4 grandes conceptos sencillos de aplicar que son claves para definir lo que queremos que sea España en los próximos siglos.
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Unas élites envejecen y con ellas sus ideas, otras jóvenes élites vienen empujando, son agresivas y finalmente reemplazan a las viejas élites. Es lo que Robert Michels llamaba la circulación de las élites, y aunque él se refería a los partidos, yo me refiero al sistema. Es lo que estoy percibiendo que ocurre en nuestro sistema, una simple circulación de élites viejas por nuevas, solo que en el caso de Michels servían para mantener al partido y aquí sirven para mantener el sistema político, ya que en los partidos impera el centralismo democrático típico de los partidos marxistas donde nadie mueve un dedo por temor a ser depurado, entonces la renovación surge vía sistema para mantener al propio sistema.
Nada que no surja para transformar el sistema se podrá llamar regeneración, cambio o ruptura. Será una simple tregua en la comisión de desmanes que el sistema ha permitido y consentido hasta que vuelvan a aparecer de la mano de los nuevos partidos porque lo que se propugna por estos partidos emergentes es ocupar la ubicación en el sistema de los partidos anteriores.
La transformación del sistema pasa porque estos partidos comprendan que el cambio consiste en la eliminación y/o modificación de algunos elementos que permitan que seamos una verdadera democracia de ciudadanos. Y esos elementos básicos e indispensables son : Un sistema electoral que permita que exista un vinculo entre elector y candidato; un modelo de partidos que sea el vinculo entre Estado y sociedad y no el vinculo, el Estado y la sociedad; una representación política que congregue a todos los sectores reales de la sociedad y no la falsa representación política de una inmensa presencia de burócratas y funcionarios que no representan mas que al Estado y no a la sociedad; Y por último, el fin del spoyl sistem por el merit sistem, que opera en las grandes democracias y que en nuestro caso permite que aquel que gana las elecciones se reparta el botín de las instituciones entre los suyos fomentando el clientelismo político y descartando el mérito y la capacidad.
Es indispensable que se opere un proceso constituyente en el que los ciudadanos salgamos de la minoría de edad en la que estamos inmersos desde nuestra primera constitución. Desde 1812, todas nuestras constituciones han sido fuente de fragilidad porque, sencillamente han sido una obra artificial que no ha recogido la realidad social sino mas bien la realidad de los partidos, lo cual ha significado una fuente constante de conflictos a los que los ciudadanos nos hemos visto abocados pro el propio sistema. Eramos y somos simples espectadores cuya función consiste en hacer seguidismo a unos problemas que no generamos sino que se generan en otras instancias a las que somos ajenos pero a los que nos vemos inmersos como si los hubiéramos creado nosotros. Es el estallido, el lamentable estallido que ha hecho que periódicamente en nuestra historia hayamos tenido que enfrentarnos unos con otros empujados por el sistema.
Salimos a la calle por problemas que no nos son prioritarios, no veo manifestaciones por la subida de la luz, por la malnutrición infantil, por los recortes en educación, sanidad, desempleo, desahucios, suicidios, cortes de energía, de agua etc….que se producen en multitud de familias. Sin embargo, el sistema es capaz de sacar a cientos de miles de personas a la calle con uniformes y banderas para pedir la independencia de una parte del territorio porque el Tribunal Constitucional ha tumbado unos cuantos artículos que ninguno de los manifestantes se ha leído, de un Estatuto de 228 artículos que, menos aún, se han leído.
Cuando esto ocurre, estamos pasando de ser ciudadanos a masas. Y como dijo Ortega: La función de las masas es obedecer.
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Lo que esta claro es que si se cumplen las encuestas, el futuro politico de España es el pacto, y ahi los politicos logicamente miraran sus inteses no los de todos ( como ya estan haciendo en Andalucia ) y mentiran siempre que sea necesario ( con lo cual las declaraciones de Rivera valen lo que valen ).
Porque la politica de pactos parece que sera fundamental para el futuro de sus partidos politicos, que seamos serios, es al que se deben.
Ademas en España nunca habiamos tenido un voto repartido de esta manera, por lo tanto no podran basarse en la experiencia lo cual les dificultara su tarea.
Un saludo.
en said:
Lo que hay que construir es un modelo diferente. UN Poder ejecutivo elegido de modo directo, como sucede en Francia y EEUU. Y un Parlamento elegido independientemente en donde viva la pluralidad. De este modo se consolida o al menos es posible una cierta separación de poderes, pero con el modelo actual y la disciplina de voto es una pantomima
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¿Seguro que en EEUU hay separación de poderes?
EEUU tiene muchas cosas buenas, ¿Hay algún país sobre la faz de la tierra donde la meritocracia sea una parte tan importante de su historia y presente? Seguramente no.
Y seguramente esa característica de esa sociedad y de su orden social haya sido determinante para que EEUU sea y permanezca como superpotencia mundial, para que ganasen la guerra fría a la URSS, y tantos otros éxitos.
Seguramente esa característica les haya conformado como un país con mayor libertad y oportunidades más que cualquier separación de poderes u otra característica política.
Sin embargo… ¿Hay un país sobre la faz de la tierra donde el poder político sea algo más enmarañado y oculto que EEUU en la actualidad?
¿Son independientes las decisiones de los senadores del poder financiero en ese país? ¿Quién es Obama? ¿Realmente ese hombre es quien tiene la última palabra para decidir empezar o acabar una guerra? Parece muy difícil de creer.
En el lado opuesto tendríamos a Rusia. Un país con una meritocracia nula, fuertemente jerarquizado, sin libertad, con una economía similar a la Venezolana, donde la riqueza viene automáticamente de fuera gracias a exportar petróleo/gas. Ni en Rusia ni en Venezuela hay meritocracia, porque el poder no la necesita para conseguir riqueza.
¿Hay separación de poderes en Rusia? No.
¿Se encarcela (cuando no asesina) a disidentes políticos y periodistas incómodos? Sí
Sin embargo, ¿Tiene Putin la última palabra a la hora de decidir una guerra? La respuesta es sí. Al menos se sabe que en Rusia Putin tiene poder real.
Podemos por tanto concluir que en Rusia más o menos se sabe quien toma las decisiones de importancia, como las bélicas.
Pero en EEUU no tenemos ni la más remota idea, ni un ápice de información contrastada y de calidad sobre quien toma esas decisiones.
Se puede intuir que el poder financiero… pero es sólo especular.
en said:
Buenas tardes a todos, en vista de que no tenemos un partido nuevo, sano, con fuertes e inamovibles convicciones, con un líder carismático y arrollador, y que con su sensatez, buen hacer, bondad y sobre todo un proyecto para España, y que nos mueva a todos a votarles y a comenzar un cambio estructural de cabo a rabo en el país, no nos queda más remedio que utilizar el sistema corrompido que tenemos para llegar a tener una mínima posibilidad de influir en las políticas de los dos “súper” partidos, que nos han llevado al caos social y a la quiebra económica. Creo que los pactos con cualquiera no son lo mejor, pero hay pocas posibilidades más de colocarte en una mejor posición para futuras elecciones.
Un saludo.